Porque escuchar música mientras camino por playa Varadero es excesivamente terapéutico.
Porque verlos no me importó. Porque estaba en Margarita.
Porque estuve a punto de irme contigo una vez.
Porque me fui contigo y aunque nos fue pésimo, estábamos en Margarita.
Porque ahí siempre está linda la mar.
Porque nunca me quiero ir.
Porque siempre regreso.
Porque los recuerdos más felices de mi infancia caben todos ahí.
Porque los recuerdos más felices de mi adolescencia también.
Porque es fácil conseguir un summer fling en la playa.
Porque me convierto en una hippie loca que no es adicta a su celular, sino que lo usa cuando es necesario.
Porque hay Aldo sin IVA.
Porque las peluquerías son más baratas.
Por todo el potencial que tienes.
Por todo lo que me has ayudado.
Porque las ostras de La Restinga son las mejores y siguen siendo baratas.
Porque la gente es floja pero amable.
Porque es necesario ir por lo menos tres veces al año.
Porque ya no es tan barata, pero no es como en Crack-ass.
Porque estar ahí, hace que sea un Feliz Año de verdad.
Porque Ruben Darío no se equivoca.
Porque siempre vengo. Yo
Porque hay suficientes razones para hacerlo.
Porque cuando no hay razones, también es bueno.
Porque es mejor pensar en mí.
Porque es el único lugar donde siempre, siempre, dejo de pensar en ti.
Porque es divertido pensar en aquél y lo saludable que es portarme mal.
Porque mientras pensaba en aquél te vi a ti. Y no pudiste joder mis esfuerzos.
Porque tu nombre se va con las olas y el mío se hace más claro.
Porque me consigo.
Porque me conozco.
Porque me reconozco en el reflejo del agua.
Porque se van mis problemas y dudas. Las dudas sobre el futuro y las imposibilidades del pasado.
Porque se lleva lo que tengo que no necesito.
Porque me da lo que me falta.
Porque borra lo que me sobra.
Porque se va lo indispensable porque nada lo es.
Porque me convierto en quien soy.
Porque no se odia a nadie en la playa.
Porque es mía. Y la amo.
Tear. No te hice ni un poquitin de falta?
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