Una razón más por la cual creo que Francisco Suniaga es el rock, pero escrito.
Mi poema favorito es A Margarita Debayle de Rubén Darío. Toda la vida lo ha sido y creo que es la piedra angular de mi obsesión con esa isla que amo tanto. Además, a mi obsesión contribuyeron mis papás, que nos llevaban de viaje a Margarita por lo menos dos veces al año.
De Margarita conozco casi todos los caminos, todas las playas, dónde comprar las mejores ostras, todos los puestos de empanadas de Conejeros, casi todos los locales y hasta varios mafiosos árabes con los que pasé unas vacaciones completas rumbeando. Ahora, con la malicia de la de 24 puedo entender lo que la nueva bachiller de 17 nunca entendió: de dónde salía tanta plata.
Después de cuidadosa reflexión, con toda la responsabilidad del mundo, tengo que decir que lo mejor de Margarita, es la pluma de Francisco Suniaga. Acabo de terminar de leer su libro Margarita Infanta, la Margarita de la infancia de Francisco (lo tuteo porque me sigue en Twitter) , la Margarita que ninguno de nosotros conoció. No porque fueran otros tiempos, si no porque era suya.
Cuando Parguito no estaba de moda, cuando no se mudaban 40 familias al mes, cuando no había cola, cuando Porlamar y La Asunción eran dos cosas diferentes y no había tantas calles que las unieran... El libro es sobre la isla de Margarita que siguió siendo pueblo mientras Caracas se convertía en ciudad.
El libro es básicamente una recopilación de cuentos que mezcla crónica, datos periodísticos, episodios que a juro tienen que ser verdaderos, anécdotas personales y memoria colectiva hiladas con la marca segura e inconfundible que es la pluma de Suniaga.
En la foto de la portada sale el autor con su hermanito. El primero, extrañado con cara de que no entiende un coño lo que está pasando. El segundo, con un dolor en la mirada tan puro que sólo los que recuerdan cómo duelen infinitamente las cosas cuando somos niños podrán identificar.
Esta foto de la portada está acompañada del que para mí fue el mejor cuento del libro. Voy a parafrasear, de antemano; perdón: a un vecinito de Francisco le habían traído unas botas de vaquero de EEUU, pero al pobre niño le quedaron pequeñas. La familia se las compra a Francisco para la foto y ante la insistencia del chiquito, tratan de conseguirles unas botas iguales por toda Margarita de finales de los 50. Obviamente, no las consiguieron y el pobre carricito tuvo que conformarse con unas negras con hebilla normales y corrientes que le disfrazaron de “botas de detective.”
Esta historia me pareció la mejor porque creo que Francisco Suniaga es el autor venezolano que mejor entiende y que mejor sabe contar lo jodido que es usar botas de detective cuando las que tú quieres son de vaquero.
Hace como un año yo escribí en este blog que los recuerdos más felices de mi infancia cabían todos en Playa El Agua. Hoy, puedo decir que las lecturas más sabrosas del último año de mi vida han salido, principalmente, de la pluma de Francisco Suniaga.
Conoces esto??
ResponderEliminarSi no lo conoces creo q te gustará
http://margaritaelcorto.blogspot.com/