En la historia de la literatura, ninguna Andreína ha causado guerras. Ninguna Andreína ha acompañado héroes griegos a surcar los mares para recuperar su honor. Nunca ninguna mala--pero compleja--ha secuestrado a la muchacha de la película porque está celosa del amor verdadero entre ella y el protagonista.
Ninguna Andreína se ha ganado un beso. O más cursi todavía, a ninguna Andreína la han besado para que despierte de un embrujo. Ni siquiera de un coma etílico si nos queremos poner Palahniuk en esta vida.
Ninguna Andreína ha sido médico o pitonisa. Ninguna Andreína ha dado la vida por salvar a su hijo, destinado a acabar con el peor mago de todos los tiempos. Ninguna Andreína ha ayudado a grandes hombres a escapar. Ninguna Andreína ha sido martirizada, ni huido de persecusiones políticas, ni secuestrada en una torre altísima custodiada por un dragón.
Ninguna Andreína ha escalado montañas y atravesado desiertos para huir de judíos o de cristianos. Ninguna Andreína ha sido diosa de la inteligencia, de la belleza, de la tierra o de los cielos. Ni siquiera la diosa del pupú.
Ninguna Andreína se ha roto un zapato ni se caído en los brazos del muchacho. Ninguna Andreína ha pasado años estudiando civilizaciones asiáticas o tribus africanas. Ninguna Andreína ha sido la guardiana o custodia de tesoros importantes, ni ha abierto cajas catastróficas. Ninguna Andreína ha manejado carros para perseguir a los traficantes de drogas. O de personas.
Ninguna Andreína ha sido agente secreto ni ha desarmado bombas nucleares en Grand Central Station. Ninguna Andreína ha sido confundida con una agente, tampoco y por eso no se han desencadenado situaciones cómicas que hagan reír al lector y a la protagonista confiar en sí misma. Ninguna Andreína ha dado la vida por su país. En ninguno de mis libros, que, no es por nada, son bastantes.
Podemos concluir entonces, que mi mamá no tenía personalidad y me puso el nombre que estaba de moda. Shoot.
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Sucede lo mismo con Andrea. Me molesta saber que hace 20 años todas las pajúas madres se pusieron de acuerdo para semi-jodernos la vida a todas.
ResponderEliminarAplaaaausos.
No, no acepto que se quejen de sus nombres.
ResponderEliminarSus madres no fueron tan pajúas como para ponerles MARÍA.
Punto.
Me llamo Luis Enrique como mi papá, que se llama Luis Enrique al igual que mi difunto abuelo. Mi tío se llama Luis Eduardo y mis primos: Luis Eduardo y Luis Miguel. El hijo de Luis Miguel se llama Luis Daniel. ¿Adivina cuál fue el nombre que mi hermana mayor escogió para su primer chamo? ¡Luis Alejando! En fin, no creas, ser Luis, y más en mi caso, es complicado. ¿Personajes famosos? ¿Los reyes franceses? ¿El puto cantante?... ¡Mi hijo se llamará Luis Enrique como su abuelo! ¡Viva la falta de originalidad!
ResponderEliminarDifiero un poco. Andreína es un bonito nombre. Conozco un compositor que escribió una canción hermosísima llamada Andreína. No creo que todo sea tan maolo despues de todo.
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