Es raro cuando un día que empieza mal termina siendo tan bueno. Ayer como a las 4 de la tarde me llegó un mensaje de los que más odio: casting Inserte Marca Cualquier Vaina Aquí, chicas 20-25, vestida casual, dirección textual sin explicación que nunca vas a encontrar porque aparentemente ellos no viven en Venezuela.
Finalmente consigo el edificio. De cajón, que me pasé y tuve que volver a darle la vuelta a la cuadra y estacionar en el Locatel que queda cerca mintiéndole descaradamente al señor: “sí, ya vengo, voy a comprar shampoo y ya”. En este edificio, resulta que no hay ascensor, yo tengo tacones de 15 cms y el casting es en la oficina 4B, piso 4. Fuckers. De haberlo sabido me cambio los zapatos justo antes del casting, no en el carro. Equis, ya estoy aquí. Cuando abro la puerta una nube de vapor y laca me golpea en la cara. Nunca había visto tanta gente en un espacio tan pequeño. Empujo, no camino, hasta llegar al puesto de la recepcionista. Todas me ven, me revisan, me deshacen con la mirada, no entienden que si hay acting, sí soy competencia. Siempre dejan que el tamaño las engañe.
“Nombre”. Aahh, otra Yerlenis que siempre quiso ser ejecutiva en cualquier parte pero terminó siendo secretaria. “Hola, me dices porfa cuántas son?” Me ve con mala cara, hasta que finalmente responde “126”.
No, no voy a pelear con 126 mujeres por 2000 Bs. Menos comisión de agencia. Sorry, pero no. Salgo del lugar, no arrecha, pero sí harta de que mi vida se haya convertido en esto. Logro terminar de bajar las escaleras sin caerme y empiezo a pensar en el trayecto en bajada, con tacones en las aceras de Caracas hasta Locatel.
De repente huelo a madera. Yo necesitaba ir a ese casting. A dos locales del casting infame hay una maderera. Dicha maderera (genial palabra) vende maderas flexibles, rígidas, pálidas, opacas, grandes, chiquitas, gruesas, finas, para altos o para bajitos, para puertas, para sillas…y para fabricar pisos improvisados para bailar tap.
Nunca había podido hacer tap en mi casa. Compré una lámina gigante de compuesto fenólico de pino. Es casi negra y cada vez que la veo quiero darle un besito. La piqué en varios cuadrados para poder tener mi mini estudio aquí.
Todo este cuento para decir que ya estrené los TAPatos. Que necesitaba escucharme TAPateando y que I´m gonna frigging rock this house everyday.
Sí, me gustaría que la acústica fuera mejor para que sonaran más lindo. Sí, me gustaría tener un cuarto extra que convertir en estudio y no andar como una nómada con mi maderita bajo el brazo. Sí, ojalá todas esas ocurran. Sí, efectivamente tenía meses sin sentirme así de feliz.
congrats! todo tiene su razón de ser!
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