jueves, 11 de octubre de 2012

Notas aleatorias sobre el 7O

No hubo fraude. Hubo trampa, pero no hubo fraude. Trampa porque se usaron recursos del Estado para mover gente y para comprar conciencias. Hubo trampa porque aunque Tiby haya salido risueña en Globovisión, todos sabemos con quién está cuadrada. Hubo trampa porque el gobierno de Hugo Chávez tiene con qué adelantar lo que le toca a cada quien de las Misiones justo esa semana, en muchos pueblos del país. Hubo trampa porque el CNE no puede controlar a los malandros que pasan por las colas de electores disparando al aire. ¿Quién los controla? No sé. ¿Quién los para? Nadie. Quizás Capriles hubiera podido, eso es lo que me gustaría creer. Hubo trampa porque él tenía tres minutos y Chávez tuvo 50 horas de cadena nacional. 

Eso sí, estoy convencida de que la trampa sale. Siempre. 

El lunes me desperté a las seis de la mañana. Me paré de mi cama a las dos de la tarde. Sí, pasé ocho horas en mi cama llorando. Revisando Twitter como si en cualquier momento fueran a anunciar que era una joda. Que mis esperanzas no se habían quebrado. Eso no pasó. Me levanté a las dos y me fui a trabajar. A entretener, como quien puede. Graduación actoral se llama lo que yo hice al aire. Pasé todo el día con ratón moral. Si yo hubiera terminado de escribir mis 50 Razones para Votar por Henrique Capriles Radonski, hubiera cambiado algo? ¿Hubiera convencido a más gente? Probablemente, pero no hubiera llegado a un millón y medio de personas. Qué lástima que no soy Perez Hilton, vale. 

Mi ánimo mejoró el martes durante la rueda de prensa. Ver a Henrique tan seguro, tan tranquilo y tan optimista me devolvió la tranquilidad y el optimismo. El hombre que me devolvió la esperanza, me devolvió también la tranquilidad y el optimismo. La seguridad no, porque ocho millones de venezolanos no lo dejaron. Él hablaba de reconciliación y paz cuando pocas horas antes había sido insultado una vez más. Si él podía sonreír, ¿por qué yo no? Muchos David, un sólo Goliat. Seis millones y medio de David. Juntos hacemos más, él lo sabe y nos lo ha enseñado. Me gustaría creer que si las elecciones hubieran sido en diciembre, hubiéramos ganado. La ineficiencia e ineptidud del gobierno de Chávez hubieran estado más claras, quizás. Yo admiro a Henrique y todo lo que logró me parece un gran paso. Un gran paso hacia la Venezuela que quiero y que siento que nos merecemos. Me encantó como hablaba en plural. Sé el equipo que ese hombre se gasta y no se me ocurre gente más capaz y mejor preparada. Es increíble que por primera vez en 26 años a mí me hablaran de un plan de gobierno. De un proyecto, de una idea general de cómo dse iba a hacer para acomodar este país y convertirlo en lo que yo sé que podemos ser. Un candidato con sentido común y una se sorprende porque no una nunca había visto algo así, échale pichón. Él era El Man, me da mucha lástima que ocho millones de personas no pudieran verlo. 

Prometí no seguir llorando y lo voy a cumplir. Para cambiar al mundo, tendré que cambiar yo primero. Me voy a prometer muchas cosas, porque cuando uno se hace una promesa a sí mismo, uno la cumple. No importa qué. La primera promesa es no decirle ignorante o marginal a quien haya votado por Chávez. Yo no necesito que el gobierno me regale dinero porque a mí me educaron para trabajar. A ellos no y eso no es su culpa. Yo no tengo tres chamos que alimentar y por eso no puedo decirle nada a nadie a quien le hayan hecho creer que la captahuella sabe por quién votaste. No voy a comerme ni un semáforo y voy a usar el cinturón. No voy a odiar tanto y de gratis. No voy a insultar a nadie en voz alta, me morderé la lengua y me envenenaré. Seré dura conmigo, como siempre, pero flexible y tolerante con los demás. Porque no me queda otra. 

Al final, todo va a estar bien. Y si no, no es el final.

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