Son las 10:32 pm según mi computadora. Esa hora siempre ha estado mala, deben ser las 10:20 más o menos y tengo el celular muy lejos para revisar.
Hoy, decidí cambiar de lugar. Siempre escribo o pajareo en la sala de mi casa, cosa que mi mamá detesta porque dejo todo desordenado siempre. Estoy en la parte de abajo, donde escribí todo este blog en una computadora que ahora me parece prehistórica. La silla donde estoy sentada cruje y hace ruiditos raros. Hay una más, pero está lejos y me da flojera. Tengo muchas horas sentada aquí, sin fumar, porque me da flojera salir.
Todas estas horas las he pasado organizando, escribiendo, reescribiendo, puliendo y diciendo en voz alta el material que voy a probar el lunes, o sea, mañana, en Teatro Bar. No confío en lo nuevo como confiaba en todo lo que escribí primero. Esta vez confío en mí, cosa que es genial.
No puedo sacármelo de la cabeza.
Y sin embargo, sigo escribiendo, puliendo y practicando.
Vuelvo a pensar en él y en el fin de semana. Y me distraigo y sonrío y me encanta.
Vuelvo al material. Corrijo. Sonrío. Me extraña y dudo un poco porque recuerdo que al principio cuando escribía stand up me reía a carcajadas. No era una risa egomaníaca. Era una risa genuina. Me daba risa a mí. Me daba mucha risa a mí y eso era muy fino.
Creo que el stand up nunca va a dejar de ser difícil para mí. Creo que era hora de que la niña a quien todo se le hacía fácil, met her match. Es gratificante hacer algo en lo que tienes que trabajar duro. Es mejor. Ha sido mejor para mí. Pasé todas las notas e ideas random que tenía en el celular al gmail. De ahí las copié y empecé a organizar.
Tengo mucho trabajo por delante y tengo muchas ideas en camino. La gestación de muchas de esas ha sido más larga que nueve meses. Las he parido. Bueno, no las he parido todavía. Sigo trabajando por parirlas.
Me veía muy bien y él no me dijo nada. ¿Puedo con eso? Sí, porque yo sé que me veía bien. O te acostumbras o te vas, Nina. No es lo mismo acostumbrarse que conformarse, creo.
¿Las ideas nuevas no me dan risa porque han sido menos orgánicas? No me dan risa porque no son buenas, quizás. De repente tengo que montarme mañana a probarlas y callarme la boca. Phyllis Diller seguro no tenía estos peos. Joan Rivers tampoco.
A probar, a probar, cada premisa en su lugar. Eso también me cuesta horrible. Ordenarlas. Primero lo de las tetas, siempre primero lo de las tetas porque parar burlarse de los demás hay que burlarse de uno primero. No puedes revelar la técnica, como los magos. Pero si no hubiera sido por los que me han revelado la técnica, ¿dónde estaría? Sería una actriz frustrada. Nunca me hubiera atrevido a hacer stand up sin clase, sin libro, sin ayuda, sin nada. Hubiera fracasado estrepitosamente y nunca más me hubiera vuelto a montar.
Mientras más dé, más recibiré. Me ha funcionado hasta ahora.
Dejé el celular lejos para no escribirle. Just in case.
No he hecho tanto stand up como debería. Sé cuáles son mis limitaciones como comediante, pero no puedo creer que hasta ahora sólo tenga un bit que no tenga nada que ver con mujeres, hombres y relaciones. Por ahora eso es lo que se me hace fácil. Hablar de mí y de ellos. De perder la cabeza por un hombre un día y al día siguiente perderle la paciencia. Amarlo profundamente y ver cómo te deja de amar. Eso es lo que me mueve, me jode, me arrecha, me hace y me deshace.
Si pude hacer un bit de la misa, puedo hacer más adelante otro de algo más. De bloggear, por ejemplo. Un bit de hacer stand up. Un bit de viajar. Un bit de la radio en Venezuela. Un bit de Facebook, Instagram y Twitter. Un punchline: "reina, ya no necesitas cirugía. Ponte un filtrico en Instagram que sale más barato y ya". Puedo hacer un bit sobre aprender otro idioma. Un bit sobre por qué no me gustan los niños para que el público me queme en la hoguera. Un bit sobre todos los libros malos que he leído.
Puede ser.
Puedo hacer un bit sobre mis miedos. Como los miedos de ahorita son más grandes que los monstruos bajo la cama. Puedo hacer un bit sobre los príncipes. Como ya no vienen a caballo sino en mototaxi.
Sí puedo. Pero me falta un rato todavía. Es que lo que me jode es esto. Esto yo, esto ellos.
En stand up me hallé como artista. Y como artista me quise en stand up. Con el stand up, crecí un poco mientras se me daba licencia para inmadurear. Con el stand up he hecho buenos amigos. Con el stand up, he aprendido que el hecho de que ese público no se haya reído, no significa que otros no vayan a reírse. También me he puesto malcriada. Si se ríen de eso, me da penita que se rían de lo mío también. Hay público para todo pero, si van a ser así y si van a reírse con eso, prefiero que se los queden ellos.
El stand up me gusta porque no es como la televisión. El stand up es como la radio. Tienes que ser bueno para que se rían. No importa cómo te veas. Me gusta el stand up, porque no es el qué sino el cómo. Y el cómo se puede aprender, se puede mejorar y se puede trabajar. Como la confianza. Círculo perfecto.
Son las 10:57 de mentira. Y tengo que volver a ensayar.
Puedes hacer un bit sobre corres en la cota mil un domingo al mediodia...
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