Días como hoy quiero ser financieramente irresponsable.
Quiero comprar un pasaje e irme a Nueva York. Quiero pasear por todos los lugares en los que fui verdaderamente feliz por última vez. Eso es probablemente una exageración, pero así es como lo recuerdo. Las mayores tristezas y las mejores alegrías todas me han pasado ahí.
El payphone desde donde me dijeron que no se podía tramitar la visa más rápido, el teléfono que compré para que nunca sonara, el estudio donde me dijeron por primera vez que era buena, el salón alquilado donde sudé y ensayé hasta que las piernas fallaron, la acera donde me atrapó cuando me guindé a llorar, la escalera de Grand Central donde lo vi esperándome una de las tantas veces que pareció sacado de una película, la nostalgia inagotable de ver una bandera de NYU, la emoción estúpida de esquivar las grietas de las aceras y las lágrimas sobre los ruidos de los taladros, el brillo de las letras de Broadway Dance Center, la voz dulce de Flo, la primera profe, a la que más he querido, la que más me malcrió.
El arroz con pollo en Stamford y la confianza que brinda un entorno familiar, saber que por lo menos tres creen en mí, a pesar de todo. El tren del viaje horrible. Cuarenta y cinco minutos de querer treparme por las paredes de las ganas de llorar. El tren del viaje feliz. Cuarenta y cinco minutos til home. Las ganas de que la ciudad no te coma viva. La ciudad que me ha roto tantas veces el corazón. La ciudad que me enseñó que se puede amar hasta morir, pero nadie se muere de amor. Una cosa que se ama con el corazón aunque no haya razones para hacerlo, ni reciprocidad. Esta pasión y toda esta irracionalidad en una manzana. Las palabras de los clichés: ve a morder la Gran Manzana. So certain, so accurate some times.
Los dedos moraditos por sacarme los guantes para fumar. El sudor que cae en gotas por la espalda y los brazos durante la clase de tap. El agua en el bebedero frente a la clase de hip hop. Irme a bailar para desencantarme y apostar por un reencuentro amoroso que nunca ocurrió. Almorzar en Whole Foods, poder sacar el celular libremente por la calle. Contestar una llamada en público. Ver el teléfono pensando "suena suena suena," esperando la llamada que puede cambiarme la vida. Quiero todo eso de nuevo. Lo quiero para siempre, siempre lo he querido y sé que siempre lo querré. El miedo más profundo y genuino de que en diez años siga queriéndolo y todavía no lo haya conseguido. El miedo que me paraliza. Nueva York Patronum y Nueva York Dementor. Las dos. Siempre será las dos.
Contar historias y no poder explicar la magia. Sentarme con un cuaderno a escribir historias en Starbucks, como el cliché que me encantaría ser. La cara de la gente cuando esta drogadicta toma Frappuccino a las 8 de la mañana en febrero. Caminar dos cuadras con una pitá, un coche y una aspiradora. Hay pocas maneras de llamar la atención en Nueva York, esas dos han sido las mías. El dolor que me da y las lágrimas cuando pienso en la última vez que estuve ahí. Mi mirada buscándote en todas las esquinas y todas las aceras del Upper East Side. Paralizada con mi caramel frapp en la mano mientras en pleno verano un niño lindo me tomaba la foto con el metro moviéndose atrás. Pasear bajo la nieve agarrada de la mano con el niño más lindo del mundo.
Yes I am.
No poder ser una más en el metro. Audífonos: sí. Periódico: sí. Nos diferenciaba la emoción. They take it for granted, yo no. I would never take it for granted. Ir a curarme allá. Ir a devastarme más, sin saberlo. Amar la posibilidad de ver celebrities y reaccionar como una verdadera newyorker, sin reaccionar... saber que eso nunca ocurriría, dependiendo de la celebridad. The endless possibilities and all my plans. The dreams and the hopes in my heart coming true on that tiny island. How painful it has been. How hard. How fulfilling. Mi Ítaca. Mi destino de siempre. La ciudad que me ha hecho sentir más talentosa y más enamorada. La ciudad que me identifica y me define como artista.
Una parada de manos en la misma grama que me enamoró una vez hace 15 años con una sinfónica y unos fuegos artificiales. Me gusta más cuando la grama tiene capita blanca. The Gates en un tramo larguísimo. Una mancha de salsa loca de Donner´s Kebab en la camisa. Leer He´s not that into you esperando que the guy you are into se baje de su tren. La audición. Tres de esas. Emotionally nerve wrecking, cosa que me prometí más nunca volver a vivir... y lo vivo igual todos los días. No querer estar emotionally wrecked ever again y seguir queriendo y trabajando por ser actriz. Entender que no tienes que tener trabajo como actriz para ser actriz. You just are. Hacer click tarde y en Caracas, pero saber que todo empezó ahí.
I have waited long enough for you. Now pleeeease wait for me. I won´t quit on you, so don´t quit on us.
Este post me llegó.
ResponderEliminarDesde que fui a EEUU, y pude disfrutar de Nueva York, tengo muchas ganas de volver. Por eso cada vez que comienzo a arreglar mis vacaciones, trato de ir a dicha ciudad. Si logro conseguir en internet vuelos promocionales, probablemente vaya
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