lunes, 30 de septiembre de 2013

La hater que te odia y a ti no te importa porque eres demasiado buena vibra

Sería mucho más fácil ser hippie, pero no lo soy. De hecho, I fucking hate them. Detesto a la gente que usa cholas y pantalones anchos con tela de monito todo el día. Detesto a la gente que dice que alguien es demasiado buena vibra o que te manda buenas vibras. Sería más fácil que hacer yoga no me pareciera fastidiosísimo pero tuve mala suerte y la primera clase de yoga que hice fue del tipo de yoga más ahuevoneante que existe. Detesto a la gente que confía tan ciegamente en las energías del universo y el karma y las ondas energéticas y la ley de la atracción y el Secreto. 

Detesto a la gente que viste a los perros y a los que no recogen los regalitos que dejan en la calle cuando los sacan a pasear. Detesto a la gente que dice cabello, labial, rubor, rostro y esmalte porque es niche. Punto. Detesto a los hombres que siempre  desaparecen después de una buen date. Detesto la ley del universo que dice que cuando estás pelando bola vas a pasar meses sola, sin perro que te ladre pero cuando empieza a caerte alguien todos los demás van a caerte. Detesto que el que menos te gusta sea el que más te pare. Detesto a los hombres que se ponen cholas pseudoelegantes tipo Winston. Detesto los flux brillantes y de telas tornasol.

Detesto a los que comentan cualquier tweet o cualquier post de Facebook sin preguntarse si de verdad están aportando algo con su comment. Detesto a la gente que puede gastar plata en mariqueras porque I can´t afford to do that anymore. Detesto a la gente que se conforma porque me hacen recordar que yo he sido así a veces.  Detesto a la gente que sale de su casa tempranísimo para que les rinda el día porque me hacen sentir como una underachiever. Detesto cuando me visto bien para un lugar y desperdicio el outfit en los mismos tres huevones de siempre. 

Detesto cuando hay más en mis ojos que en los suyos. Detesto cuando no sé decirlo y cuando se dan cuenta de todo lo que quiero decir igual. Detesto cuando me duele la espalda. Detesto cuando alguien se da cuenta rápido de que la espalda es mi debilidad y una buena manera de someterme. Detesto cuando empiezan a gastarse las tapitas y detesto cuando se me olvida ir a buscar los zapatos que mandé a forrar. Detesto tener que pasar más de cinco minutos en cola. Detesto a la gente que se tarda seis horas en el cajero, porque ya yo sé que se puede hacer en menos de un minuto. Detesto cuando se me olvida mi clave del banco y los nervios horrendos que me da no saber si la tarjeta va a pasar. 

Detesto a las putas brutas pero secretamente las envidio porque estoy convencida de que todo sería más fácil así. Detesto a la gente que se pone sandalias sin haberse hecho los pies. Detesto a la gente que se pinta las uñas de colores diferentes, de escarcha, de caritas raras y de palmeras. Detesto todas las ideas que tengo y que no ejecuto por pussy. Lo detesto a él y el hombre en el que se convirtió. Siento que me traicionó, que nos traicionó a todos. 

Detesto no saber si valió la pena. Detesto a los que creen que son actores porque terminaron un curso de pasarela en Giselle´s. Detesto a la gente que se jurunga los dientes en público. Detesto cuando llego borracha a una arepera y por la hora ya no sirven curda. Detesto las grietas en mi esperanza y la debilidad de mis convicciones. Detesto esta fase. 

De repente sería bueno ser una hippie que cree en las buenas vibras ahorita, ¿no?

3 comentarios:

  1. Ser hater no es tan malo, siendo honesta creo que prefiero a un hater que a un optimista, los primeros son más honestos y realistas mientras que los otros sólo viven de una mentira para sentirse mejor con todo.

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  2. Nina, y disculpa mi familiaridad, pero como le dices entonces al "Cabello" y a todas esas cosas que nombraste que los niches la llaman así.

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  3. @una mujer como tú! Hola, tranquila, sea familiar siempre! jajajaja Sifrina que se respeta dice pelo. Cabello nunca.

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