Yo estaba teniendo una conversación normal con otra persona, cuando de repente escucho esa perlita. Nadie estaba borracho, era temprano. No lo insulté a él, ni dije nada malo de su mamá, su novia o su carro. El comentario fue incoherente e inmerecido.
Siempre me va a cosatar creer que hay gente así. Hay gente que dice cosas así, en la cara de una. ¿Qué hubiera hecho yo? ¿O sea, qué hubiera hecho Yo de 2010? Le digo que tiene el pene chiquito y que debería ir preso por falta de respeto y maleducado, me sirvo un trago más (preferiblemente de lo que esté tomando él, para que se le acabe más rápido) y me voy.
¿Qué hice? Ignoré el comentario y seguí tomando. No fue nada fácil ya que el muy patán lo gritó. Después, me le acerqué. “Mira, quería que supieras que fue bien chimbo y bien maleducado lo que dijiste,” le dije, sonriendo como una disociada. Él ni se inmutó. Él no pidió perdón, ni sintió vergüenza, ni se disculpó, ni nada. Refunfuñó que tenía razón y se fue.
Hay que ser bien estúpido para creer que yo no sé que soy insoportable. Soy bien insoportable, por eso no me gusta conocer gente nueva, porque la gente nueva siempre me odia. Yo soy un gusto adquirido y despierto pasiones. No necesito que un mal borracho me lo aclare, duh. Eso sí, yo nunca le he dicho a nadie en mi casa que si “vuelve a decir una palabra más, la boto de mi casa.”
El nivel de violencia en la calle, llega hasta ahí. Llega hasta eso. Llega hasta que un tipo que de vaina se sabe tu nombre sea capaz de ser así de grosero. Lo dejé de ese tamaño porque I am a big girl y no es el primer imbécil ni será el último que jura que tiene el Whatsapp de Chuckl Norris o algo. La verdad es que no sé qué se creen. Tan fácil que es no ser un m$%&g$·vo. Lo que sí sé, es que es una victoria para mis monjas y para mi temperamento de mierda cuando yo me freno y me contengo. Lo más difícil de ser yo, es controlar mi carácter de mierda. Sí, es verdad, 16 de cada 18 veces todo se me va de las manos. Por eso celebro emocionada las dos veces que no dejo que la furia de mil soles se apodere de mí. Cada vez que una semipersona así, insulta es una victoria no cruzarle la cara de un solo cachetón (o no, mentira, puño cerrado para que sea más humillante para él que una jevita de 1,56 lo haya noqueado). Pero no se hace, porque a diferencia de ellos yo sé que está mal. Yo sé que está mal ser una grosera y una canalla. Una quiere ser tolerante y pacífica. Una quiere ser la Malala endógena, por Dios. De verdad, estoy haciendo todo lo posible para controlar mi temperamento y la hija retaca, not adopted from Vietnam, de Hulk y mr. Hyde.
PD: en el nombre de las 16 que se me escapan, si me ven en la calle, contrólense y yo me controlaré. Acá en Venezuela no hay Anger Management, lo he googleado. Y cuando se me escapen y no se la merezcan, perdón.
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