Amo mandar gente a la mierda.
Amo mandar tipos con los que estuve obsesionada a la mierda, especialmente. El año pasado mandé a dos. De uno estuve enamoradísima, pero me revisó la laptop y otro estaba en concubinato con la jeva y creyó que nunca me enteraría, pero los tentáculos de mi influencia son demasiado largos y siempre me termino enterando de todo. O bueno, mejor dicho, confirmo con personas lo que dice mi intuición.
Amo cuando me pongo un par de cojones y me creo lo arrecha que soy. Estoy trabajando por creérmelo 100% del tiempo pero voy como por 45% apenas. Igual se siente como un triunfo.
Amo cuando arranco el plástico de la Nutella y del yogurt de un sólo tirón.
Amo comer Nutella pero tengo que comer más yogurt, pues.
Amo cuando me da las gracias aunque uno no haga esas cosas para que le den las gracias.
Así sí provoca.
Amo mi genuina capacidad de dar. De verdad, es chévere.
Amo que el universo me lo vaya a devolver.
Amo haber hecho tantos buenos amigos aquí.
Amo un vaso de Coca Cola Light full de hielo.
Amo cuando, aquí en Bogotá, la mesonera de verdad entiende que es full de hielo y no con cinco cubitos mediocres.
Amo haber vuelto a bloggear.
Amo haber visto a mi familia y a mi perro.
Amo que estoy yendo a donde siempre dije que iría.
Amo que cuando veo a mis amigas, es como si no hubiera pasado un día.
Amo que ya entendí qué es lo verdaderamente importante en la vida.
Amo que han pasado casi diez años de todo, porque a little bit of distance makes everything seem small.
Amo que mi familia siempre haya estado ahí aún cuando no me lo merecía.
Amo prepararme sopa de espinaca porque me recuerda a mi mamá.
Amo cómo he entendido que cocinarle al bicho que te gusta no te hace una arrastrada jalaballs sino una tipa que usa todo lo que tiene para consolidar algo que le importa.
Amo dejar las conversaciones abiertas y releer chats de cuando pensábamos que éramos felices, que me quería o que le gustaba o qué se yo.
Amo que todavía quede mucho por aprender.
Amo mi Ítaca. He amado 90% de mi Ítaca, pueees. Ha sido larga esta mierda, pero mientras menos me queje más rápido pasa, digo ya.
Amo Despacito.
Amo llegar tarde a todas las modas, como Despacito.
Amo nunca llegar a algunas modas.
Amo que casi todo me sabe a mierda.
Amo que lo que no me sabe a mierda me importa con la fuerza de mil soles + dos Hulks + un T- Rex + una Hummer.
Paréntesis: ¿Y si empiezo a escribir letras de reggaetón? I'd be a sellout but I'd have money...
Venderse o no venderse, he ahí el dilema.
Amo que lo digo jodiendo pero sé que no lo haría. Amo no haberme vendido todavía.
Amo que no estoy dispuesta a cerrar la boca ni a hacerme pasar por bruta.
Amo que aquí eso cuenta, vale y se respeta.
Malditos venezolanos, vale.
Amo que la gente que lee el blog sabe que tengo razón. Malditos venezolanos, algunos.
Amo haberme ido justo antes de empezar a odiar Venezuela, porque Venezuela no tiene la culpa de haber sido poblada por esos Malditos Venezolanos y gobernada por un Colombiano MÁS Maldito e HDP Todavía.
Amo mi curiosidad y mis ganas de aprender.
Amo a Lady Gaga.
Amo ser low maintenance.
Amo ser compleja.
Amo cuando me viene la regla porque siempre seré paranoica con quedar embarazada antes de tiempo aunque ya esté a punto de tener que congelar los óvulos.
Amo cuando me viene la regla porque empiezo a actuar como una persona normal. Mi PMS es muy duro, de pana.
Amo que la gente que no le parece atractiva a los demás es la que me parece atractiva a mí, porque entonces tengo menos competencia y significa que sé apreciar belleza everywhere.
Amo mi pelo.
Amo mi cerebro.
Amo los (escasos y perfeccionables) mecanismos que he conseguido para lidiar con el dolor.
Amo que nunca he cedido a chantajes, ni cuando me chantajeó el hombre más importante de la historia entera.
Amo que el ritmo es el que yo quiera bailar.
Amo saber distinguir cuándo no llevo la batuta y que debo bailar al ritmo que me toquen.
Amo que ahorita puedo disfrutar de un reggaetón si me gusta, sin complejos de feminista pendeja.
Dar es recibir. Qué bonito estar alineado en este aspecto y que lo sepas distinguir , es una hermosa cualidad ¡Saludos querida Nina!
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