Hoy estaba pensando en fresas. Pensar en fresas irremediablemente lleva a la gente normal a pensar en los sobres y portaplanas que nos hacían usar en pre-escolar del Mater. Y esto, como todos sabemos, lleva a revisar Twitter. Vi un tweet suyo que me dio risa. Y me puse a pensar, como las locas, en cuando yo creía que me hacía feliz. Me puso a pensar en qué estaba pensando yo cuando me hizo creer que lo quería. Por cierto, full fuerte que hasta hace 5 meses I kept tricking my mind into falling in love. Or my mind tricked me, no sé cómo funciona. ¡Riñones! ¡Riñones del tamaño de un dinosaurio! ¿Qué estaba pasando (o pasándome) que me hizo echarle tanto pichón a ese conato de relación?
¿Por qué queremos a la gente? ¿Por qué queremos a los hombres aún cuando no se merecen ser queridos?
Él no se merecía que yo lo quisiera. ¿Por qué mi mente estúpida confundió risa con amor? ¿Era amor, even then? No. Ahora sé que no. Yo no estaba holding on to dear life estando con él. No era un caso de Aquí Está Este Clavo Para Sacar Otro. No había clavo que sacar después de esa relación de mierda. Fue una cosa que pasó. Que me pasó y ya.
Mi eterno problema con él era que muchas veces me llamaba con groserías. ¿Soy intolerante? No. Soy exigente. Creo que decirle a la persona que supuestamente quieres "mira, pajúa" o "no seas marica" o "huevona" no está bien. Creo que me merezco ser tratada con respeto. Nadie se ha muerto por no decirle "frutica de mi vida, arcoiris que sabe a unicornios""a una novia. Pero de ahí a decirme "pajúa" hay un rato. Un raaaaato. Especialmente cuando manifiestas tu incomodidad y sigue ocurriendo. I will not have that shit in my life, sorry.
¿Me trataba genial? No. Hey, taima. Tampoco me trataba mal, pero me han tratado mejor. ¿Era detallista y paciente? No. Pero lo peor era que criticaba mi lugar de trabajo como si fuera his business to do so. Durante el tiempo que estuvimos juntos, tuve buenas noticias laborales. ¿Cuál fue su respuesta? Le quitaba el mérito porque decía que esa emisora--la emisora en la que trabajo y que me da de comer y en la que he aprendido lo que sé y en la que soy inmensamente feliz--no era lo suficientemente buena como para que esa noticia fuera verdaderamente importante o tuviera mérito. En una relación sana ambas partes se admiran y se respetan y se felicitan. En una relación Nina Style, Nina agarra un arrecherón y no aparece en 20 horas pero después perdona incluso cuando sabe que las disculpas no son sinceras. Él sigue creyendo que eso que me hizo inmensamente feliz tiene cero mérito porque a él, no le gusta esa radio. Hm. Cuanta boludez. Boludez conjunta, obviamente. Él por arruinarlo, yo por calármela.
Ay, Nina. Te debería dar arrechera ser así de bolsa. Pero ya no te da. Porque ya te conoces y sabes que aprenderás de los errores, siempre. Hay errores divertidos que se deben seguir cometiendo, obvio, porque tienes un blog que ain´t gonna write itself. No te da arrechera porque en 2012 te propusiste ser una tipa más pacífica y menos triquitraqui, menos buscapeo. Está bien. Metiste la pata dejando que he stole that moment´s thunder pero cuando lo compartiste con quiénes debías, ellos lo celebraron contigo. Eso contó para quienes verdaderemente cuento. I´ll totally take it.
Cosas buenas que aprendí de mí:
Hay espacio para perdonarme y no ser tan dura conmigo misma, cosa que se siente genial.
No me odio por haber sido tan pajúa y perdonarlo en ese momento.
Tampoco me odio por haber sido la causante del final de la relación, porque ya entiendo que nunca lo fui.
A mí no me van a insultar. Más nunca, más nadie. Yo no estoy en una relación para que me insulten. Ni siquiera cuando me lo merezca.
Aprendí que si no está dispuesto a jalar fuuuull bolas para que mi familia y mis amigos lo quieran, ese hombre está saliendo con la mujer equivocada.
Cuando digo fuuuuuull bolas, son fuuuuuuuuull bolas.
Turns out, una sí puede escoger de quién se enamorará.
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