sábado, 5 de octubre de 2013

¡No soy Carrie Bradshaw!

–Tú sí sabes que no eres Carrie Bradshaw, ¿no? 
–WHAT? No, eso es imposible. 
–Nina, no eres Carrie Bradshaw. 
–Insisto, what?!

No entiendo nada. La sorpresa me pega en el pecho como un balonazo mal cobrado en una caimanera. Hmm, Carrie Bradshaw nunca haría esa referencia. Ahora entiendo. 

En mi defensa, mi fiebre Bradshiana ha bajado mil desde el estreno de la segunda película. Pocas veces el cine se ha equivocado y ha decepcionado a su fanaticada como esa, creo yo. Sin embargo, I do embrace que soy un producto cultural y un cliché porque por mucho tiempo Carrie Bradshaw definió mi identidad, mi manera de ver la vida y cómo me relaciono con los demás. Carrie Bradshaw éramos todas. 

Hay varias cosas que me fueron alertando sobre la realidad de no ser ella. La primera es que Carrie Bradshaw tiene la nariz horrenda y la mía parece la de la foto Después del cirujano, modestia aparte. Punto para mí. 

Otra cosa es que Carrie es la fashionista más célebre de la historia de la ChickLit y de la televisión y yo tengo el gusto en el culo. Mi interés por la moda es igual a mi interés por el estudio de la drosophila melanogaster, es decir, nulo. Soy muy buena para apreciar otros tipos de belleza, pero la moda no. Yo no entiendo a la generación de anoréxicas que ahora decidió que los estampados sí combinan, las revistas son muy caras y no voy a gastar mi cupo en eso. 

Carrie Bradshaw hacía plata escribiendo su columna. Hacía suficiente plata como para gastar 500$ en un par de zapatos Manolo Blahnik y tenía 40 pares. Sí, 40 pares. Este blog no genera dinero (y no tiene que hacerlo para que yo me siga dedicando a él) pero yo me siento afortunada si un día puedo pagar el una hora más de estacionamiento en el Millenium para ir a ver zapatos en la vitrina de Aldo o si tengo 200Bs que me sobren para tener la excusa de almorzar en el Líder y medirme todos los Steve Madden sin comprar ni uno. Carrie Bradshaw le regaló en la primera película una Louis Vuitton a su asistente. La mejor cartera que tengo costó 100$ y es de Guess. 

Carrie tuvo un mr. Big. Yo he tenido un Anticristo, un Yunque y una larga línea de huevones tan random que ni siquiera merecieron un sobrenombre. Carrie se moría por enamorarse y a mí esa posibilidad hace que me muera del miedo. Carrie´s heart skipped a beat cuando veía a Aidan y a mí me da un infarto cada vez que algún mediocre me dice que tengo el "cabello" (CDSM) bonito. Carrie was swept off her feet y yo no he barrido mi cuarto en semanas, cosa que hace que mi mamá me regañe todos los días. Carrie es huérfana, Dios la bendiga. 

Carrie Bradshaw tiene tres amigas amigas inseparables. Yo tengo máximo cinco, pero están todas regadas por el mundo y tenemos demasiado tiempo sin hablar. A Carrie una vez le terminaron con una notica escrita en un Post It. El último carajo que me terminó a mí ni siquiera tuvo las bolas de terminarme, tuve que escribirle yo un email para que me terminara. Aunque las recibiera tarde, Big le mandó a Carrie mil cartas de amor... a mí nadie me ha escrito ni un puto tweet en años. 

A Carrie la conquistan, la buscan, le caen, la sacan a pasear, la enamoran, la persiguen, la llaman, la invitan, la seducen, la besan, la desean, la reconquistan... ¿y a mí? 

No soy Carrie Bradshaw, pero a veces quiero serlo.

1 comentario:

César Trujillo dijo...

Querida Nina: No tienes que serlo, no lo eres y bendita seas de no serlo. Eres mas real que el buen pan o una sonrisa de crema dental; cada palabra tuya exhala más realidad que un puñado de ficciones. You're for real and not a void succession of imaginary stories. Solo sigue caminando: encontrarás a alguien tan real o más que tu.