martes, 14 de abril de 2020

Road to Hollywood: Episode III

Si los golpes al menos me dejaran descansar. Justo cuando estaba empezando a sentirme mejor y cuando me estaba volviendo el alma al cuerpo me llamó mi agente. La agencia que tengo desde hace dos años cerró operaciones porque quebraron. 

Sí, yo llegué a Hollywood con agente, que es un paso gigante. Lo conocí gracias a Flo. Me mandó a hacer castings y audiciones desde Caracas y ahora una relación de dos años se acaba por culpa del coronavirus. Yo sé que hay gente muriéndose, pero me da miedo que esto signifique tener que ver mis sueños morir. 

En Hollywood, tener un agente es importantísimo. Puedes conseguir muchos castings online, en páginas como Backstage, Actors Access y mil más, pero para los castings que de verdad importan, para los castings que en serio te cambian la carrera, necesitas un agente. Y yo acabo de perder al mío. Mi agente perdió mucha plata y lo escuché verdaderamente triste, espero que se recupere pronto. 

Eso como que es lo bueno de no tener mucho, que no hay tanto que perder. 

La cosa es que para mí, este tipo held my career in his hands. Hay límites de lo que uno puede hacer solo. Él es el tipo que te pone en the rooms where it happens. Un agente es la persona que manda, que aconseja, que pide, que pelea por ti, que te exige, que a veces te pone a correr, y todo lo hace por tu bien. Es, en teoría y en el caso de mi agente en la práctica también, una persona que sabe más que tú, que conoce más gente que tú, que es mejor haciendo networking y tiene más contactos que tú. Es la persona que sabe a qué hora tienes que estar en el casting y que en mi caso, me dio puras buenas noticias de callbacks, pero ningún booked gig con él. Siento como que lo decepcioné y decepcioné la confianza que puso en mí, porque con él no quedé en nada. Y ese hombre accedió a representarme así y yo no estuve a la altura. 

I feel so ashamed of me. 

Normalmente, cuando quedas, el agente es el que logra que te paguen lo justo aunque seas una desconocida. Es la persona encargada de convertir a una desconocida en un household name y después en un A-List Star. 

Ese sigue siendo el plan, ser A-Lister, solo que ya no lo voy a hacer con él. Es un retroceso y debo verlo así porque es lo responsable. Es un retroceso porque hasta hace 29 horas tenía algo que ya no tengo. No he hecho el proceso de buscar agente porque llegué a sus manos por industry recommendation y entiendo que es agotador. Además, un agente es como un matrimonio. Tienen que tener química, tienen que admirarse, tienen que respetarse. El agente tiene que enamorarse de ti, porque si se enamora te vende bien. Remember que sí, de cajón que eres un artista, de bolas, pero también eres un producto porque esto es Hollywood, ya no estás en el sótano de Rajatabla. 

Empezar por el principio cuando ya habías llegado al primer puerto da rabia y da flojera. Desde hace dos años, tengo el presentimiento de que algo grandioso está a punto de pasar y nunca pasa. ¿Por qué? Have I not worked enough? ¿Cuánto más quieren que trabaje? Porque de pana estoy mamada. Siento que los sacrificios que hago son cada vez mayores, cada vez tengo menos, cada vez entrego más. Me aterra quedarme sin nada más que darle a esto y que no valga la pena. Estamos claros, esta es mi vocación. Yo voy a ser actriz hasta el día que me muera, pero coño, sería muy chévere poder tener techo y comida (más vacaciones, hoteles, yates, paseos, vuelos privados etc). Pero no este nivel de sufrimiento ni este nivel de preocupación. Yo honestamente no sé qué otra cosa dar, no sé qué más hacer, no sé qué más entregarle a esto. Le he puesto el mundo y más. Le he puesto cada fibra de mí. Where the fuck are my rewards? 

Esto es un setback grande y sé que mañana me sentiré mejor y que en seis meses le voy a estar contando esto a Ellen en su sofá, pero coño, estamos en plena crisis y no puedo ser objetiva. No puedo esconder que me duele y me preocupa. Todo pasa, pero esto está pasando as we speak. 

sábado, 11 de abril de 2020

Mujeres que admiro - Estefanía León


Hizo falta una pandemia para ponerme a hacer cosas que tengo años diciendo que voy a hacer. Aquí el tercer episodio de #MujeresQueAdmiro, entrevistas a mujeres que admiro, duh. Este es el tercer episodio, pero el primero que publico porque soy la peor editora del mundo. 


Gracias a las primeras dos invitadas, Marianto Hidalgo y Gaby Mesones Rojo. Me disculpo públicamente por ser tan tarada con la edición y no saberlos montar. Gracias a Pimpi Castro por ayudarme con este. 

Estefanía León es hilarious e inteligente, calla trolls en Twitter como nadie y fue mi profesora de historia de reggaetón. Gracias a ella entendí el fenómeno Bad Bunny y ahora soy ciudadana safaerense. Con este proyecto estoy matando dos pájaros de un solo tiro, hablando con tipas que me inspiran y practicando la caligrafía que la tenía olvidada y es algo que me encanta hacer. Un hobby que me tripeo burda y que por pendeja pongo excusas como que no tengo tiempo y eso casi nunca es verdad. Calligraphy hack: como todavía no sé hacer mayúsculas hago minúsculas con una pluma más grande, soooorry, estoy aprendiendo.  

viernes, 3 de abril de 2020

Blogspot no es Instagram y la cuarentena no es fácil

Aquí esperando que la muerte me lleve

Como Blogspot no es Instagram, no hace falta mentir. 

Primero, hay que contar lo bueno, porque es más corto y porque me hace sentir como una optimista aunque ya ese efecto haya pasado. 

Al principio de la cuarentena, me autoimpuse un sistema implacable de actividades para no perder la cabeza. Dividí mis tardes en bloques de 45 minutos, con actividades para nutrir cuerpo, mente y alma. Cursi pero balanceada, bitches. 

Mi rutina diaria después de terminar de hacer todo para Caracas Chronicles era (es) así: 
1. Nike Training Club 
2. Repasar mandarín
3. Saltar cuerda
4. Francés con mi nuevo roommate que es francés 
5. Ballet, tap o guitarra
6. Facemask o algo cotufero pro-embellecimiento y shower 
7. Leer o estudiar algo que me haga mejor actriz o escritora 
8. Leer cualquier cosa de ficción for as long as I fucking want 

Empecé con este sistema hace exactamente 16 días. Hace dos días, se cayó el sistema, it crashed like Banesco de Plaza Venezuela un viernes 15. 

Estas ocho cosas fueron específicamente pensadas para combatir el ocio, para no darle tiempo a mi cabeza de pensar y de entrar en el hueco. Me prometí que iba a tener una cuarentena productiva y que iba a salir de esta siendo una mejor mujer, una mejor actriz y de paso estar buenísima. Quería salir de la cuarentena como Leopoldo de Ramo Verde.

Tuve una hora y quince minutos de ocio a la semana, aproximadamente. Los jueves en la noche, cuando salen los nuevos episodios de Brooklyn Nine-Nina y de Grey's Anatomy. I was holding myself to a very, very high standard, porque me conozco y sé lo que me puede pasar y lo que soy capaz de hacerme cuando estoy sin oficio. Lo que puede pasar es que me convierto en Lindsay Lohan del subdesarollo de noche, muertapordentro en mi cama de día. 

Yo no sé por qué soy así, yo no sé por qué soy de extremos. Pero con la madurez, he entendido cómo combatirlo y cómo obligarme a ser productiva, estaba aplicando ese conocimiento para no sentarme a esperar la muerte en mi litera, no porque no me quiera morir, sino porque de verdad prefiero morirme de coronavirus que morirme en una litera de comuna hippie rodeada por las bolsas vacías de Doritos que se le caen a la que duerme en la cama de arriba, coronavirus sería más digno. 

No exagero cuando digo que solo tengo dos modos, solo funciono de dos maneras, diametralmente opuestas: Modo Hermione y Modo Muerte. 

Me preocupa que gano mucho menos de sueldo mínimo, me preocupa que me botaron (por primera vez en mi vida, me botaron de un lugar pero ya lo superé y lo entendí como reducción de personal) de uno de los tigres que mataba online a los dos meses de haber llegado aquí porque ya no tenían plata para pagar una traductora, me preocupa que mi último trabajo como actriz haya sido hace 29 días, el 4 de marzo, me preocupa que gasté la plata que me quedaba en irme a Miami a hacer Cuatro maneras de quererte, me preocupa que no me quedan ahorros, me preocupa que en Estados Unidos enfermarse es carísimo y la pandemia llegó y llegó arrecha, me preocupa la ignorancia y la ligereza de las autoridades americanas y los gringos en general. Me preocupa que si en serio cae el tirano, no voy a tener plata para comprarme dos botellas de champaña porque tengo las tarjetas de crédito hasta el culo y se me acabaron los ahorros en serio. Los Angeles es carísima y de cajón que vale la pena cada centavo. Hice que esos 4.000 dólares rindieran ocho meses, pero sencillamente no tengo el músculo financiero. No hice maromas, hice milagros. 

Los números en Hollywood son muy lindos y siempre vienen acompañados de tres ceros en adelante... más adelante. Cuando estás empezando, como yo, porque me tengo que recordar que aquí yo estoy empezando, te pagan cientos de dólares por los comerciales y las series y las minipelis. Así es Hollywood, en números. Gastas miles de dólares, ganas cientos de dólares. Math is math. Yo entendí rápidamente que en Estados Unidos hay que hacerlo the American way: thoughts, prayers and credit card debt pero ya no es sostenible. Para poder pagar las tarjetas de crédito necesitas que entre plata también, duh. 

No sé cuándo voy a volver a trabajar, y no me deja dormir, pues. 

Me preocupa que mi visa expira y voy a perder unos meses muy valiosos después de todo lo que me costó conseguirla. Me preocupa que no sé cuándo se va a reactivar la industria, pero sé que cuando se reactive va a ser muy lento. Me preocupa que me boten de la casa porque no sé cómo pagar alquiler. 

Me preocupa que cuando finalmente Venezuela sea libre no voy a tener champaña para echársela en la cara a la única roommate mamagüeva que tengo, que idolatra a Bernie y a la mediocre de Alexandria Ocasio Cortez, que ha hablado de un U.S.-backed coup en Velezuenah (juro por mi madre que lo pronunció así) y que ha tenido las bolas de defender el socialismo en mi cara. Por supuesto que le he gritado, por supuesto que le he dicho bruta y se lo merece. Es esa gente que no matas porque sabes que si la matas te deportan. Solo por eso. 

Hago la aclaratoria brevemente: a esta mamagüeva no le digo mamagüeva por socialista o por bruta, sino porque he tenido roces serios con ella. Un día, de la nada, me dijo en mi cara, sonriendo como si fuera inocente, "like, I don't understand why you're like doing so well here." Yes, she's one of those, no sabe hablar sin decir "like" cada seis palabras. Le respondí que I was doing really well porque no me meto ácido a las cuatro de la tarde un martes como ella. Es como de estas feministas socialistas veganas taciturnas woke a juro, pero cada vez que se rasca (es decir, todos los días) se come una hamburguesa a las dos de la mañana. Aquí son las 11:33 am. La jeva ni se ha despertado.

Hermana, cuando usted deje de ser una floja, una hipócrita, una drogadicta y una vaga, yo le explico cómo hacer para que le vaya bien en Hollywood. Antes no.  

Minuto de odio is over, solo necesitaba drenar. Seguimos. 

Los primeros trece días de cuarentena entendí que había dos maneras de salir de la cuarentena: rodando o como Leopoldo de Ramo Verde. I was committed to la segunda. Me pegó en el ánimo y en el espíritu. El detonante fue una estupidez. En la comuna hippie donde vivo, hay amenities como gimnasio y self-tape room: no son más que estacionamienticos convertidos en esas cosas y el martes nos dijeron que ya no los podíamos usar. El gimnasio lo estaba usando para las fases Cuerpo de mi sistema (bailar, saltar cuerda y NTC) y ahora ya no tengo eso que me mantenía centrada y tranquila. Obviamente puedo usar el patio, obvio que hay soluciones pero cuando tu vida la haces en 200 mts cuadrados que compartes con once personas (sí, once, y eso que se ha ido gente) ese espacio y ese momento de paz y soledad es muy valioso.  

Hay mil maneras de superar este crisis, pero por ahora es una crisis. Yes, the only way out is through. 

Hace mil años en Venezuela, una comediante que quiero mucho decía que cuando una mujer estaba triste solo había un lugar que podía hacerla feliz: Farmatodo. Bueno, Target es el Farmatodo de esta mujer triste y acabo de aprovechar que no hay alimentos no perecederos en mi área y me fui corriendo hasta allá. No había quinoa ni arroz integral ni pasta (PTSD veneco alborotado, por supuesto) pero compré unas pesitas de esas que se amarran con cierre mágico en los tobillos, las últimas siete bolsas de quinoa con arroz integral que se cocinan en el microondas, masa para hacer galletas y un potecito para guardar el jabón porque el mío desapareció antier. 

Corrí hasta Target (buen tiempo, 40 mins) y mientras decidía cuál color de potecito llevarme, me distraje porque todavía tengo un chip socialista y la variedad me confunde, tener opciones me confunde. Me puse a leer si un paquetico de wipes me podía proteger del coronavirus y de repente un tipo bello, no, eso no le hace justicia, un tipo beeeeeeellooooo con sus scrubs azulitos de doctor me dice: "Esos no te van a proteger de nada, por si acaso". What? Aquí fue niñitas, este es el meet cute con el que comienza la comedia romántica de mi vida. It's happening, it's finally happening. Amigo, protégeme tú! Ya que andas opinando, pues. Me dijo tres vainas más que no recuerdo porque estaba muy chévere y me embobé y se fue. 

Target was supposed to be a happy place. It kind of was, in a weird way. 

Todo va a estar bien, pero está bien si hoy no. ¿No?