En mi recorrido por los bares, taguaras, estadios, gimnasios y restaurantes caraqueños he conocido a muchos huevones. Lo que nunca había dicho aquí es que a veces, conocía a hombres buenos, inteligentes y dispuestos a hacerme feliz. Lo que pasa es que un blog que hable bien de los hombres no es sostenible por casi cuatro años y sería menos leído por todos. Por la sencilla razón de que las mujeres preferimos que la culpa sea de ellos y no voy a entrar en profundidades con este tema porque me estaría desviando.
Este post es para darles las gracias. A ustedes, los pocos que sí sirvieron para algo cuando yo no servía para nada o no quería servir.
Gracias a ti por llevarme pizza a mi casa. Gracias a ti por mandarme libros y los Jolly Rancher a la radio. Gracias a ti por darme la cola a mi casa después de ocho horas en clases de actuación. Gracias a ti por invitarme al cine. Gracias a ti por llevarme a Suka. Gracias a ti por hacer un care package con prácticamente todas las cosas que me gustan. Gracias a ti por mandarme flores cuando todavía me gustaban. Gracias a ti por invitarme aquella vez a París.
Gracias a ti por no dejarme pagar la cuenta siempre, incluyendo todos los lugares a donde fuimos en NYC. Gracias a ti por entenderme. Gracias a ti por ser el primer hombre con el que hablé sobria durante 2008. Gracias a ti por hacerme sentir worthy of love again. Gracias a ti por hablar durante horas por teléfono conmigo. Gracias a ti por entender hasta dónde podía llegar. Gracias a ti por ser un actor y un novio generoso. Gracias a ti por entender que no era el momento. Gracias a ti por ser mi amigo hasta el sol de hoy. Gracias a ti por ser perfecto, hasta que no lo fuiste más. Gracias a ti por invitarme a la playa.
Gracias a ti por entender que yo no estaba lista para querer a nadie porque me odiaba a mí. Gracias por recoger los vidrios cuando me rebotaron en la beca. Twice. Gracias por cocinarme pepitos con salsa inventada. Gracias por ayudarme con mi mamá, por ser un protector para Mariana y por hacer mix CDs de conmigo y sin mí.
Quería darles las gracias a todos. Lamento que el resto de los hombres los hagan quedar tan mal. Quería desearles todo lo mejor ahora que nunca pienso en ustedes. Quizás llegan un poco tarde estas palabras, pero nunca sabrán cuánto hicieron por mí.
Quiero que sepan que no fue su culpa. En todos los casos, fue mía. No estaba lista para estar en una relación o no había olvidado al anterior o no quería ser feliz o no creía merecerme ser feliz o sencillamente prefería rumbear. Si alguna vez hice algo para herirlos, les pido, sinceramente, perdón.
Pero sobretodo, gracias por prepararme para lo que tengo hoy, por hacerme subir los estándares y por hacerme entender que nunca hay que conformarse.
Espero que la vida los trate tan bien como ustedes me trataron a mí. Mucha suerte para todos. Una vez más.
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