domingo, 12 de octubre de 2008

If I Had A Penny For Everytime Things That Are Meant To Go Nowhere Go, In Fact, Nowhere.

Esta es una historia común y corriente. Esto, hijas mías, nos pasa a todas cuando nos atrae un hombre. Dije nos atrae, no dije nos gusta, mosca. A veces, sin entender por qué -y sin querer entenderlo- nos atrae físicamente alguien que normalmente no nos haría ni medio pensarlo.


El clásico caso de la mujer que conoce al hombre, ella -o sea, yo- está en la mierda y conoce a este hombrecito -o sea, a él-. Besos, no besos, conflictos, miradas de odio, ignorar, saludar, ser educada, epa qué tal, qué ladilla este jevo, en qué estabas pensando, whatever y pásame otro ron. Clásico.


Créanlo o no, y esto puede ser una sorpresa para ustedes, en serio, a ella -o sea, a mí- le ladilla pelear. Le encanta pelear cuando va a tener discusiones inteligentes de cosas inteligentes. No, " que bolas tienes tú, deja el peo, es que cuando tú y es que cuando yo." Eso le revienta. Con el paso del tiempo las cosas poco a poco se calmaron y ella pudo tener una relación cordial con él. De relación cordial llegaron al Friend Zone. Que en este caso tiene comillas y está entre corchetes porque cuando hay ganas de por medio nadie es verdaderamente amigo de nadie. Ambos jugaron a que, pues sí, eran amigos solamente e ignoraban los sexual innuendos que estaban siempre presentes en cualquier conversación.


Un día ella necesitaba un favor. Un gran favor. Y él fue el único que acudió al rescate. La mejor idea que ella tuvo para pagarle el favor, fue zampárselo. Genius. Poco a poco se empezaron a ver más a menudo. Él, God bless his heart, quería que ella creyera que estaban saliendo o que en algún momento iban a salir, salir. A ella, le daba ladilla decirle "you don't need to pretend, let's call this what this is: two semi friends who are sexually attracted to each other." Porque, en verdad, iba a ser un peo. Él iba a mentirle y ella no iba a creerle. Lo que la iba a convertir en una mentirosa también porque le iba a tener que decir que le creía y "que sí, sí, esto iba para alguna parte. Now kiss me and shut the hell up."


In her quest to get laid, *ooops I said it again* ella las jugó todas como las dice en el libro. Pero, y es aquí donde la cruzada por no ser tan pussy culmina, pero aunque ella salga sin haberle puesto fin a ese verano, sigue saliendo triunfal. Es que no sólo se topó con la definición de enrollado, si no que es el propio que es tan enrollado que cree que la enrollada eres tú. Y que decide, porque también es más egoísta de lo que él mismo cree, que una llamada rascada a las cuatro de la madrugada es una llamada de I Love You, en vez de lo que es: una llamada de I Want To Make Out With Someone Cuz I'm Really, Really Drunk And There's No One Over 16 at Le Club... Y eso, Dios la perdone, aparentemente no se hace. Y por eso, aparentemente las cosas se acaban.

Hay hombres en nuestro país que sencillamente no pueden con mujeres como yo. Él es uno de ellos. No entiende que tripear es tripear y que hay cosas que sí son mutuamente exclusivas. Él, mala mía, no entiende que mi orgullo y mi dignidad no son términos negociables ever again. Él no entiende que yo no pierdo la dignidad ni el orgullo por haberle tenido tantas ganas. Él no entiende que no, si el lo que quiere es sí. Y él no entiende que a veces sí, aunque él quiera que no. En algún punto de esta very brief and not quite as fullfilling as she expected adventure, él le dijo que se sentía como la jeva de la "relación." No se equivocaba. Aunque yo no hubiera usado esa palabra.

Ella le quiere dar las gracias por la música que le dejó... y le promete que estarán en el Friend Zone, en el Really Close Friend Zone, cuando ella ya no le tenga ganas. Es que ella está segura de que en algún momento podrá no tenerle ganas. Porque independientemente de lo que sea, él no es tan malo como él cree. Y ella no lo cree tampoco.

1 comentario:

Pedro dijo...

que peo. leyendo esto llegó un momento que pensé "coño, it's not worth it"