domingo, 12 de octubre de 2008

This Should Be Refreshing.

Me vengo a mentar la madre a mí. No a un "él," no a un "tú," no a "la gente." Me mento la madre a mí, porque la metí mal. La cagué horrible.

Yo lo conocí cuando estaba en quinto año del colegio. La segunda vez que nos vimos fue la primera (y última) vez que me puse un vestido blanco, el último vestigio del poder que tenían las monjas sobre nosotras. La química fue instantánea, como después lamenté tantas veces. Bailamos toda la noche y echamos broma como pocos, porque al fin y al cabo, la gente no se hace bachiller todos los días. Nos dimos nuestro primer beso en el sótano 2 del CC Macaracuay Plaza, pegados de su carro. Saliendo de una discoteca donde todo era barato (eso me contaban, porque no tomaba en ese momento, imagínense ustedes) y donde dejaban pasar a menores de edad sin pedir cédula. Full apropiado para niñas en quinto año. Fue uno de esos besos que te ponen a pensar y que abrazas encaramada al hombre que huele tan bien. Cuando cabes perfecto y te abrazan como se tiene que abrazar para que no puedas ni respirar después de besarlo. Cuando lo miras a los ojos y piensas "estoy jodida, porque este hombre me fascina." Con ese beso, él se convirtió en el primer hombre que me salvó del tormento de amar al Anticristo. Uno de los dos hombres no mediocres que me han salvado de amar al Anticristo, mind you.

Después de una larga semana en Margarita, en la que no nos volvimos a besar por haberle hecho una promesa a mi mejor amiga, yo me dí cuenta del daño que podía hacerle si le decía que lo quería y efectivamente llegaba a estar con él mientras pensaba en otro. Él, supo perdonarme por no poder quererlo tanto como él me quería a mí y nos hicimos amigos, and that worked out fine for several months.

Hasta que una vez más decidió que no quería ser sólo mi amigo y yo tuve que rechazarlo de nuevo. Honestamente no me acuerdo por qué dije que no la segunda vez. Cuando eres cercana a una persona tan intuitiva e inteligente como él, muchas cosas pueden salir mal. Él se fue de viaje ese diciembre, yo me atormenté y me dí golpes de pecho por haber dicho que no. Pocos meses después, por última vez intentamos hacernos funcionar. Él trataba de hacerme menos loca y yo intentaba volverlo loco a él. Un día fuimos a ver películas en su casa. Vimos una de mis películas favoritas, una chick flick about dancers, for crying out loud, que se compró sólo porque a mí me gustaba. Vimos conciertos de Justin, nos dimos los besos en el sofá, en el piso, en el pasillo, en la cocina, en las escaleras y en la cama. Era fácil estar con él. Era imposible no sentirse segura con él. Era, en ese momento, perfecto estar con él.

Como lo que pasó después no fue bonito ni agradable, preferí bloquearlo y no me acuerdo de mucho. Los recuerdos son confusos y no son nítidos, aunque mi memoria episódica sea la única que sí me funciona y siempre he tenido. Lo único que sé es que nos entramos a gritos miles de veces, nos peleamos mil más, yo empecé a fijarme sólo en lo malo y decidí más nunca volver a hablarle al cabrón (en ese momento lo fue, no me acuerdo por qué, pero lo fue).

Después de un año y medio, el destino nos hizo reencontrarnos en un viaje. Él feliz con su novia, y yo, como siempre, en denial sobre lo que en verdad sentía por el conde idiota. La ironía de la situación no pasó inadvertida: en el mismo viaje con el hombre que quise amargada porque mi semi ex era un hijo de puta. Es decir, ambos hombres no mediocres, únicos dos hombres decentes cuya compañía I actually enjoyed durante el suplicio que fue querer al Anticristo, presentes en el mismo viaje. Uno con su novia en el cuarto de enfrente y la camioneta de atrás y el otro en mi cabeza. Ma-ra-vi-llo-so.

Después de una breve conversación en Le Club, un dá que tocaba Guaco, nunca supe más nada de él. Hasta que supe. Hay un post al respecto. O parte de un post, que aquí va:

¨X: ¡holaaaaa! (abrazo de oso y cara genuina de emoción).
A: hola (cara de no entender lo que pasa, no por la semi-pea sino porque él me odia y yo lo odio de vuelta. Y ahora está bueno, go figure). ¿Cómo estás?
X: ay ya, deja el peo. Yo no te odio. Nunca te odié. Obviamente tenía que ser distante en ese momento, pero las cosas han cambiado.
A: ah ok. Weird, but ok.
X: es en serio, Andre. No hay rollo por este lado. Ahora, si tú no quieres saber nada de mí, pues puedo entenderlo. No lo comparto y me parece muy chimbo, porque al fin y al cabo ninguno le hizo nada malo al otro -descaro- pero, allá tú.
Mi cabeza: pues, no hay nadie más que baile bien aquí. Será. Además, ahora está genuinamente bueno. Aunque haya algo que no me termina de convencer sobre su... Jajajaja. Ok, focus.
A: (personalidad madura) tranquilo, no hay rollo de mi parte tampoco. Déjame ir a buscar un trago y vengo, ¿ok?
X: vaya con Dios.

¨Se me había olvidado qué tan bien bailaba. O por lo menos mejoró que jode en estos últimos años. Es inevitable que se revuelvan cosas que convenía mejor dejarlas tranquilas, cuando bailas con alguien que te gustaba. Cuando tienes las semi conversaciones que se permiten en una discoteca porque te obligan con el grip del baile a que te pegues más y tu cabeza encaja perfecto en su cuello. Cuando hueles una colonia que te recuerda a él. A esa persona con la que bailas. Cuando esa persona se había olvidado pero el olor, nunca. Le dices que está más flaco, él te dice que estás bien bonita. Y te jodiste. Porque ahora te lo quieres zampar de nuevo. Y accionas los mecanismos pertinentes.¨

Eso se quedó de ese tamaño. Nunca hice nada al respecto. Y por eso ahora me mento la madre. Me mento la madre como pocas. Porque después de varios intercambios parecidos en Le Club, de genuino cariño y recuerdos chéveres de lo que éramos hasta que no lo fuimos más, ahora sí sé que no puede pasar más nada. Porque, yo, en vez de jugar the You Used To Like Me And I Can Make You Like Me Again Card, seguí hablando cual panas del alma. Y me jodí. Además, no me ayudó nada que como ahora el coño de madre está más bueno que nunca pues está siempre rodeado de un harem en Le Club.

Este jueves, yo me fui con LA pinta. La nueva LA Pinta. Es decir, EL outfit. Me fui con LA pinta porque en primer lugar, tuve un día horrible y necesitaba sentirme bonita y porque sabía que él iba a estar ahí. Porque siempre está ahí. Y después de saludarme con, de nuevo, que arrechera esta parte, genuino cariño y emoción, me confirman lo que deseaba que fuera sólo un error de Facebook o de que leí mal y muy rápido. He is now in a relationship. No me la presentó, pero la señaló. Y yo me pasé de stalker loca toda la noche y los veía riéndose, bailando, besándose y estando juntos. Tal cual como yo quería intentar reírme, bailar, besarlo y estar juntos. And I´m really stupid for not preventing that from happening. Or at least trying by being clear about how I feel about the dude. And telling him that. Telling him precisely and only that. Sólo decírselo aunque una vez más me dijeran loca o que una vez más me dijeran que no. Haberle dicho algo me hubiera permitido no sentirme como la cobarde que soy.

Resumo y cierro con: el coño de tu madre, Andreína Rancel. El coño de tu madre.

1 comentario:

Toto dijo...

He decidido que tu blog se debe leer con musica. Y segun el tipo de musica el humor al leerlo cambia. Ejemplo: este post no es lo mismo oirlo con Why Georgia de John Mayer que con I kissed a girl and I liked it (canciones sucesivas por obra del "chufle" de itunes. El humor me cambio totalmente mientras iba leyendo por lo que te tengo dos reacciones contradictorias:
1) El pana tiene toda la razon. Eso de que un hombre ahora va a ser "amigo" de una mujer que le dijo que no (repetidas veces) es mojon. Fuck the friend zone mamita I just wanna do you.
2) Ahora que si quieres algo con el puedes break the noviazgo (eso es facilisimo yo tengo amigas que hacen eso as their daily job) o take your place at the bar, repetir el mantra que decia mi abuelo when things didint go your way: "te jodiiiiiste!" y shift your eyes on the next potential candidate to be discussed @ Nina's