El otro día una amiga montó una foto de una mandala en un chat de Whatsapp. Preguntó que si alguien la quería, tenía que deshacerse de ella después de haber pasado toda la semana pintándola.
Grité dos cosas seguidas. La primera "WHAT?" La segunda, "yo". Después dignamente y sin mayúsculas, pedí que me explicaran por qué tenía que deshacerse de ella así, después de haberse partido el culo pintándola. Parece que el truco de la mandala es que el que la pinta después la deshace. Pasan meses, sí, me-ses, echándole bola con tiza, colores y detalles, para que cuando esté lista, le tomen una foto (que me imagino que tampoco se la pueden quedar) y después soplan la puta tiza al viento. Hay tradiciones que lo que son crueles, pero efectivas. Si yo paso tres meses llorando por un yesquero que tuve tres días, es evidente que ahí es donde está mi pata coja y que eso lo debo trabajar. The Letting Go. Unattachment. Getting rid of things and people. Hey, no es que sea una acaparadora (tengo full Tampax, pero todos en este país saben por qué), es que when I care, I care deeply.
Alguien tiene que enseñarme la lección, ya. You work on it and then you let it go. Te deshaces de ella, para trabajar el desapego. Madafackas, pásenme la tiza y enséñenme a pintar circulitos simétricos multicolores que le den oficio a mi Yo Creativa y sabiduría a mi alma que se resiste a tanta hippietud.
Pero no, en serio. Isn't that what we all do? O sea, trabajamos y nos partimos el culo creando y trabajando en algo (en alguien) para que cuando ese pendejo es la mejor versión de sí mismo, nos tengamos que separar. No porque soy desapegada, no porque I let it go voluntarily, sino porque fui como el culo de transición. La que lo hizo quemar el flux brillante porque esa mierda es tukky, la que le enseñó la diferencia al escribir ahí/ay/hay; la que le corrigió la redacción en la tesis, la que lo abrazó cuando se murieron las tías, la mamá, el perro o el pez peleador, la que lo ayudó a conseguir su vocación y después perseguirla y entregarse a ella, a defenderla con los dientes, las uñas y la sangre si fuere necesario. Eres la que lo hace el hombre que sabes que puede ser y después ese hombre arrechísimo que sólo tú supiste... perdón, que sólo tú rescataste de ahí, porque si hubiera sido por él se hubiera quedado sorbiendo la sopa y usando la servilleta de tela como babero toda la vida, se va con otra.
El carbón de una es el diamante de la otra, básicamente.
Perdón si no puedo ver a los hombre como una mandala. No puedo construir y entregar y luego desapegarme. No puedo hacerlo mejor y después verlo ser mejor con otra, ¿entienden?
I DID THAT. I MADE HIM THAT. He wouldn't have been all those things if it weren't for me. No le damos suficiente mérito a las exnovias, a las que se calaron las verdes para nosotras poder calarnos las maduras. O usted, rolo de huevona, cree que ese perrito aprendió dónde hacer pipí él solo? No, reina, ahí hubo una entrenadora tenaz y dedicada. Una pendeja que lo convirtió en el tipo que tú necesitabas. ¿Eso? Eso no es mérito de él. Él no hizo nada ahí. Ese carajo probablemente antes de una, ni corbata sabía usar. Ugh.
I am OK.
Esto no me afecta. No me duele que yo haya convertido a mi cavernícola en tu príncipe, ¿OK?
Porque soy un ser de luz que sabe usar palabras como mandala, postura, energía, vibra, onda, aura, dharma, zen, desapego y otras mierdas hippies para no ser un ser de luz pero de la que los electrocuta tipo anguila, hijos de puta.
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