OPPD, Día 18

Esto es una historia de terror

Ayer me disfracé de Bjork. Cisne guindado e infame tutú, pelo recogido como si estuviera en la alfombra roja incluidos. Todo empezó porque, bueno, quería ser la mejor disfrazada de la noche y en vez de gastarme una fortuna en… en… no sé dónde venden disfraces buenos, dije I am going to do this myself.

Primero, fue una odisea conseguir el hilo. No la tela, el hilo. Después de tres vueltas en el C2 del CCCT, logré estacionarme. Claro, yo vivo del otro lado de la ciudad, pero el San Ignacio no se destaca por su amplia variedad de tiendas de telas ni múltiples mercerías. Me fui al CCCT porque era el único lugar en el que sabía que había una tienda de telas. Por cierto, cómo se llaman las tiendas de telas? Telar? Telería? Telateca? No tengo ni idea.

Después de comprar tres metros de tul y un metro de una tela cuyo nombre ya no recuerdo para hacer el fondo de la falda, me dispuse a comprar una aguja e hilo blanco. Di vueltas por todo el centro comercial, prara descubrir que, efectivamente, no hay mercerías en el CCCT como me había dicho la cajera. Yo pensaba que ella sencillamente no quería mandarme a donde la competencia, pero no. No hay mercerías.

Saben qué tampoco hay en Venezuela? Papel contact negro. El novio mío necesitaba papel contact negro para su disfraz y como el amor es una cosa seria, pues me ofrecí a comprarlo yo. Pajúa mil veces. En todas las librerías/papelerías del CCCT no había papel contact negro. Me refiero a todas. En las 4 que hay en el nivel C1, nada. En las 3 del C2, nada. En la del C3, nada. Maxipapel, Nacho, Tecniciencia, Las Novedades. Nada.

“Está bien, nada de esto me va a impedir rockear Halloween,” pensaba la muy bolsa durante las dos horas que recorrió el CCCT. Lo que más cerca quedaba y donde seguro conseguiría una mercería era Paseo Las Mercedes. Yo pensaba que ese CC estaba casi al borde de quebrar, pero no. Pasé 25 minutos tratando de conseguir puesto. Mercería, check. Casi hago un papelón cuando la cajera de la única papelería de todo el lugar me dice que no, que hay escasez de papel contact negro en Venezuela. Lo que pasa es que cuando también escasean los valores, el harina, el aceite y la leche una no tiene tiempo como para pensar en papel contact. A menos de que seas emo y sea el comienzo del año escolar, el papel contact negro no es una prioridad en la vida.

Aprovecho la oportunidad para denunciar la publicidad engañosa que hacen en Compumall. No hay todo, todito, todo ahí. Hay muchas cosas, true. Hay papel contact amarillo, verde, azul, transparente, rojo, de muñequitos para ellos, de muñequitas para ellas, de flores, de navidad, de Halloween. Pero negro, no hay. Sabes qué? Ustedes ganan. Dame dos de cartulina negra y un metro de papel contact transparente. Y si no le gusta, que se disfrace de nudista porque no me la calo más.

Llegué a mi casa con una idea más o menos clara de cómo hacer el vestido. Me envolví en la tela destinada para hacer el fondo. La corté como pude e ignoré que era una diagonal más que una línea recta. Las cosas asimétricas never go out of style, inventé para justificar mi  deficiencia de motricidad fina.

He bailado toda mi vida, me he puesto más de un tutú y según mi lógica infalible, ver muchos tutús en 24 años debería ser suficiente para poder hacer uno. Error.

Pasé tres horas cosiendo la vaina. Cuando pensaba que estaba listo pasaba mi mamá, veía el sudor, los pelos despeinados, la ira acumulada, la tela perdida, la falda mal cosida y me ofrecía ayuda. Retomaba la tarea y le ponía más tul donde y como pudiera.

Obviamente me quedó horrorosa, pero la gente entendía de qué estaba disfrazada gracias a que por lo menos hacer el cisne que guindaba fue más fácil y me tomó sólo 20 minutos.

Y por cierto, nadie me dijo que mi disfraz era muy fino. Todo el mundo se tomaba fotos y felicitaba a mi novio por su disfraz del Delfin hasta el fin. Lindo, no?