Siempre te pasa. El aprendizaje es largo y duro, a veces parece interminable. Pero siempre hay un momento en el que aprendes a ver las cosas por lo que son: errores. Y empiezas a corregirlos.
No se que es exactamente lo que genera el cambio, ni que es lo que te hace abrir los ojos al hecho de que la estas cagando.Puede ser que escogiste el hombre equivocado, la mujer equivocada, la amiga incorrecta, la ruta incorrecta, la botella incorrecta o el vicio incorrecto.
Pero tienes que confiar en que aprenderás... a no llamarlo más, a no invitarla más, a no contarle más nada, a no meterte por ahí a esa hora, a gastar un pelo más para no tener tanto ratón la mañana siguiente o dejarlo de una vez por todas aunque de que te sigas matando y quedando sin mesada el segundo día de la semana. Porque, lo hemos comprobado, todas las paciencias tienen un límite, y la tuya ¿por qué tiene que ser la excepción?
La esperanza es lo último que se pierde. Además, hay cabida sólo para una Andreína Rancel en el mundo. La única que lo sigue llamando, que le sigue contando todo a la backstabbing bitch, se sigue metiendo por la autopista un viernes 15 a las 5 de la tarde, se sigue bebiendo la botella de 10.000 en vez de la de 20, y se sigue comprando cartón diario. No importa cuántas veces todo lo mencionado anteriormente me haya dejado despechada, triste, arrecha, enratonada y ronca (muchas veces todas simultáneamente).
So, como verás, hay gente que siempre estará más jodida que tú.
1 comentario:
thanks flo!
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