Ya aquí leíste que era importante pasar por el proceso con buena ortografía sin buscar resultados. Ahora quería escribir sobre la sustancia.
Lo que estás diciendo es igual de importante que el cómo. Yo soy de las que le para mucho al cómo y necesita que el cómo sea bueno. Eso sí, no importa si la gramática es perfecta, si no te pelaste ni un acento, si no saliste de tu casa en seis meses para tomar la foto que iba a acompañar el post, lo que estás diciendo tiene que ser contundente e importante.
¿El catch? Tiene que ser contundente e importante para ti. Blogs personales hay miles en Venezuela. Los blogs buuuuurda de personales son los que nos gustan más. Nadie llora cuando lee el periódico, porque casi todo lo que está ahí está escrito para informar. En el periódico esperas facts, noticias e informaciones que no son precisamente life changing.
Si te gusta que te lean, tienes que dejar que te descubran. Tienes que escribir con el corazón en la punta de los dedos. Tienes que dejar que la sangre manche la página. Tienes que sudarlo. Tienes que tener papel toilette o toallitas al lado para secarte las lágrimas. Y los mocos. Yo nunca he comentado un post en el que me reciten cómo preparar unas Zucaritas. En cambio, he leído y llorado y reído con los posts que relatan guayabos, embarazos, abortos, choques, primeros amores (o pérdida de), viajes, miedos y esperanzas.
Si a ti no te conmueve lo que escribes, ¿cómo me va a conmover a mí? Para nadie es fácil aceptar la derrota o la humillación, pero todos los que leemos blogs hemos pasados por ahí. Los Bloggers venezolanos somos gente bien solidaria entre nosotros porque ninguno es perfecto. Todos nos hemos equivocado y todos sabemos que, al final, todo va a estar bien. No quiero ofrecerle mi ayuda a una jeva que juega a ser una Stepford Wife. Quiero ofrecérsela a la bruta que se dejó joder por el exnovio y que ayer se dio los besos con el mejor amigo de dicho exnovio para vengarse. Uno le tiende la mano a quien está jodido, como uno. Porque todos hemos estado bien jodidos en un momento u otro.
Lo que sea meaningful para ti, será meaningful para nosotros. Si no sabes cómo hacerlo meaningful tienes que leer y escribir más. Tener que practicar es nuestro blessing y nuestro curse.
Hace como cinco años, yo leí en el blog de Victor Marín una historia sobre cómo la chama que le gustaba comía Oreos. Eso es todo, una historia sobre comer Oreos. La historia hacía que se te pararan los pelitos porque Victor es un escritor talentosísimo y porque se notaba a leguas que esta niña le gustaba burda. Con esto quiero decir que tus historias no tienen que ser épicas. No tienes que vivir la vida on the edge todos los días para movernos. No tienes que ser uno de los 300 para que a nosotros nos interese leer lo que tienes que decir. No tienes que ser un héroe, sólo tienes que ser personal.
Para mí no es fácil, nunca lo será, venir acá a decir que me siento como un fracaso o que estoy hinchada o que me rompieron el corazón (una vez más) o que no he aprendido nada o que la estoy cagando. Lo hago porque después de escribirlo, la carga se hace menos pesada. Lo hago porque a mí me sirve y me ayuda. Me siento menos fracasada, menos heart broken, menos bruta y menos equivocada. No sé por qué.
Si quieres que dé risa, te tiene que dar risa a ti. Si quieres que lloremos, te tiene que haber hecho llorar a ti. Ojo, yo sé que es peluísimo. Sí, lo sé. Pero a ti nadie te mandó a escribir sobre ti y no sobre las palmeras en Venezuela.
Te prometo que se pone más fácil con el tiempo.