–Dame un beso que me dure toda la vida.
–¿Cómo es eso?
–No se puede explicar. Se tiene que hacer.
–Trata igual.
–Ok, pero después me lo das.
–Ok.
–Bueno, un beso que me dure toda la vida es un beso que no se puede olvidar. Es un beso que se da con alevosía y premeditación, con toda la mala intención de embrutecer a quien se besa. Es un beso que cambia y modifica la estructura neuronal de alguien para que no pueda dejar de pensar jamás en ese momento, ese beso, esa persona. Nunca podrá dejar de pensar en el clima, la ropa, el lugar, la hora... en nuestro caso yo no podría dejar de pensar en ti, en que hueles a shampoo, en que estás comiendo chicle de yerbabuena, en que te acaban de cambiar los lentes y ya los perdiste, en que el sofá es color chocolate y eso hace que me provoque comer chocolate, en que me da miedo que llegue mi mamá y nos vea así, en que he debido hacer la tarea antes de salir de mi casa para no estar pensando en eso, todo...
–Jajaja, ok. ¿Qué más?
–Un beso que dura toda la vida es para que se olviden todos los otros besos y para que, si algo sale mal, siempre se comparen los demás besos con éste. ¿Ves cara de pez?
–Hmmm... ¿alguna otra cosa?
–Que no pueda salir en los horóscopos ni en las películas ni en los libros porque nadie sabe cómo viene ni cuándo será. No es un zampe en el metro a las cinco de la tarde, un beso así que se da cuando nadie ve nada porque es tan privado y tan íntimo y tan increíble que nadie debería verlo. Un beso que me dure toda la vida es para que me alegre cuando esté triste porque tú estás de viaje o porque peleamos. Un beso de la vida así es como una garantía, porque imagínate que algo salga mal y entonces me ponga como en las pelis a dudar sobre todos los momentos sobre cada cosita que si aaahhh no me saludó en la calle eso significa que yo no signifiqué nada y es horrible no saber si a la gente le importas como ellos te importan a ti y entonces puedo voltear al día de hoy, puedo acordarme de eso beso y puedo saber y estar 100% segura de que por lo menos en ese momento y por ese beso tú fuiste mío y yo fui tuya.
–Epa, ya va, un momento. Yo soy tuyo y tú eres mía, tampoco así. Desde hace tres meses y diecisiete días somos... mutuamente nuestros.
–Jajajaja, eso creo que no existe.
–Sí existe porque lo acabo de inventar. Recíprocamente nuestros, ¿ves? Sigue contándome cómo es ese beso, pues.
–Todos los demás besos quieren ser ese beso. Es
como el Superman más Ironman + Batman + Hulk de los besos, así de increíble es.
–Jaaajajajaja, no puedo contigo, jajajajaaja.
–No te rías, es en serio.
–Jajajaja ¿cómo no me voy a reír si dices esas
cosas de superheroes cuando hablas de besos jajajaja?
–Jajajaja deja que a mí me pareció apropiado. Un beso que sea digno de verso, ¡jaaa! ¿Pillaste mi rima? Fue genial. Un beso que nos lleve a la luna y las estrellas y de regreso mil veces. Un beso que empiece lento pero vaya más rápido poco a poco, después lento de nuevo, después rápido, lento, rápido cargado de amor y de ganas y de la palabra más cursi, de pasión.
–Jajaja ok.
–Bueno, ¿me lo vas a dar?
–No, dámelo tú a mí.
–No, tú tienes que dármelo a mí porque yo lo pedí.
–¿No se te ha ocurrido que los besos así no se piden sino que se dan y ya?
–No, porque si a una no le dan el beso entonces tiene que pedirlo porque ni que tú fueras adivin...
PD: ¿se entiende? Alguien please diga si se entiende el final, que gracias y que OK.
5 comentarios:
¡Te lo dieeerooonnn! El muchacho entendió y se lanzó. 20 puntos
Gracias, por recordarme el beso que marcó una historia que lleva 5 años escribiéndose, es una suerte que ya hayas recibido el tuyo, xoxo
Me mataste con este post.
Muchos saludos desde Perú!
Es una suerte recibir ese único beso de para toda la vida
Publicar un comentario