lunes, 25 de octubre de 2010

OPPD, Día 12

Hoy tampoco quiero escribir. Me desperté esta mañana demasiado emocionada con mil y un ideas en la cabeza. La mitad de las ideas se me olvidaron mientras caminaba de la cama al lavamanos. Una cuarta parte de las historias maravillosas que supuestamente iban a devolver mi blog a su former glory se me perdieron en las neuronas mientras destapaba la pasta, principalmente porque me sorprendió muchísimo que el tubo de pasta de dientes estuviera cerrado; casi siempre lo dejo abierto con la promesa de que a partir de mañana I´ll just flick the lid thingy. El resto de las nuevas premisas fundamentales para la literatura del siglo XXI se me olvidó mientras revisaba el timeline.
Siempre cargo una libreta para anotar las historias relevantes que se me ocurren durante las colas o, ahora que una anda a pie, en el carrito o en el destartalado vagón del Metro. La gran parte de esas mini historias o frases aisladas o dibujitos a medias o citas fuera de contexto o secuencias ficticias de cómo ocurrieron las cosas, las desecho porque son sencillamente malas. Después, está la categoría ilegible y por último, las diez u once cosas de ese cuadernito que han llegado a este blog desde que empecé a cargar el cuadernito para arriba y para abajo.
Mi mesa de noche está llena de cubos de Post –Its, de todos los tamaños y todos los colores. El objetivo de tener los dichosos papelitos ahí era no tener que caminar tres pasos hasta donde está la cartera y así no olvidar la idea.
Según… bueno, según yo, las mejores ideas que tengo se me ocurren de noche cuando estoy justo a punto de dormir. Muchas veces esas ideas o anécdotas hasta el momento olvidadas logran llegar al papelito con éxito, sólo para ser criticadas con el látigo que  siempre usa el pichón de escritor. Al día siguiente, ya lúcida y despierta, nada es tan bueno  como cuando se te ocurrió mientras empezabas a babear la almohada. Nada de lo que pretendía ser una oración que iba a cambiar la literatura, o una oración genial sobre la manera de ver la vida de quien la escribió ha logrado terminar aquí, todos siguen siendo papelitos que flotan ahí en mi mesa de noche.  
Será que ya llegué a las 25 líneas? Gracias a Cristo. 

4 comentarios:

Dulcinea del Toboso dijo...

Dices que muchas de las ideas son pésimas cuando las ves despierta, creo que eso pasa porque a esas horas estàs mas cerrada a la imaginaciòn!

Intenta escribirlas asì suenen horrible, nunca sabes si al final van a funcionar..Piensa que por alguna razón a ti te parecio una buena idea cuando tenìas la guardia abajo.

Saludos!

Andrea dijo...

El látigo.
Cuántos post ha dejado una en el cuadernito.
¡JÁ!

Coraline dijo...

A mí también me ocurre que las mejores ideas se me ocurren en la noche cuando comienzo a agarrar el sueño o incluso a media noche cuando después de la tradicional visita al baño en horas de sueño intento volver a dormir.

No veo yo tan claro lo que puede acabar siendo un post malo y uno bueno; eso es muy relativo; también depende de las aspiraciones q se tengan y d elo q uno quiera hacer de lo escrito, pero tu proyecto de este mes, en mi opinión, iba muy bien hasta q llegaste la post descriptivo. Fue completely pointless (to me anyway.)

Michelle Durán dijo...

QUÉ BUENA FUE ESTA PARTE :
La gran parte de esas mini historias o frases aisladas o dibujitos a medias o citas fuera de contexto o secuencias ficticias de cómo ocurrieron las cosas, las desecho porque son sencillamente malas.